En mi vida he tenido tres momentos
impresionantes,
una, la primera vez que vi y oí el mar
mediterráneo.
La segunda, mi primer viaje en avión,
a Marrakech
fue una mezcla increíble de miedo
y sensatez.
Y la tercera, salir del aeropuerto al
ponerse el sol
el choque de olores desconocidos para
mi, fue brutal.
Todo me olía a especias, jazmín y azahar
único olor que reconocí,
la inmensa cantidad de gente paseando
por Mohamed V.
Otro mar de gente, al ponerse el sol en el
Kornish de Martil
la plaza de Yamaa el Fna, son tres plazas, lo menos
depende de la hora.
Subidos en una carroza para turistas, cuando
una paloma me dijo:
si alguna vez yo no estuviera, quiero que me
recuerdes así.
En esta ciudad, con estos aromas y con esta
cara de felicidad
" ya sabia algo, que yo ignoraba y no quería
deshacer el embrujo"
AMA
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