Luché,
con toda mi razón
Por
normalizar otro amor
Con
todo mi enfermo corazón
Sin
mirar bandera ni color.
Creía,
que la vida era una primavera
Plena
de luchas y solidaridades
Que
el ser humano tenía promesa
De
luchar contra las atrocidades.
Y
ahora, en este convento ateo
Comprendo
por qué el rio va a la mar
La
gente no me quiere ni mirar
Ya
no tengo ganas de seguir ni deseo.
Hay
siete pianos de cola
Con
las teclas tocando a muerte
Y
colores de rojas amapolas
Pero
nadie hay sentado en frente.
Hasta
los recuerdos marcharon
En
la nueva realidad hospitalaria
El
niño que era, lo mataron
Ya
no está en el mundo, mi inocencia.
AMA
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