Los
muertos no hablan
El
simbolismo de los abanicos
Es
demasiado para su inteligencia
Y
los ancianos fantasmas, mejor olvidarlos.
Hay
personas tocadas por la mano
De
su “Dios” y creen tener la verdad
Absoluta,
como si eso fuera un privilegio
Y
en su ya ancianidad, se acentúa su maldad.
Los
dos animales más dañinos
De
esta alocada y maltrecha sociedad
Son:
un niño en pubertad y una mujer despechada
Solo
por enfrentarla y decirle en su cara la pura verdad.
Pero
este mundo es como es
Y
precisamente yo no lo voy a cambiar
Porque
como decía mi pobre madre:
Para
lo que me queda en el convento
Me
cago dentro.
AMA

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