Tendría
nueve o diez años,
Para
pasar desapercibido
Y
que nadie me maltratase
Iba
a la terraza a esconderme.
En
la fábrica, hay quién no se enteró
Que
yo estuve, diez años trabajando
Allí,
mi afán era pasar desapercibido
Esquivaba
la gente, la vida los sueños.
La
soledad era mi más preciado deseo
No
porque me gustara, era una defensa
Porque
dentro de la oscuridad de ella
Me
sentía libre, era mi mundo, era yo.
La
felicidad en mi vida, solo son momentos
Que,
por mi idiotez, nunca supe aprovechar
Porque,
además, nunca tuve la oportunidad
De
experimentarla, con longeva asiduidad.
A
lo largo de mi vida, a los momentos felices
Siempre
le han seguido, recuerdos horribles
Quizás,
debido a eso, algunas tristes noches
Que
le ruego y le demando a Dios, la muerte.
AMA
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